Del arte de los costales

Cuando algo te gusta y, sobre todo, te interesa parece que no cuesta trabajo indagar, estudiar, aprender o invertir tu tiempo en todo lo que abarque ese tema.

A mi me ha pasado eso con los costales. Llevo haciendo costales mas de 10 años (aunque parezca increible) y desde luego no hay sombra entre aquellos que sufria mi hermano y los que remato ahora. Incluso en un mes yo misma me he dado cuenta de la diferencia en el acabado y terminación de ellos.

Es impresionante la forma de "empicarme" que ha tenido este tema; nuevas telas, nuevos productos, nueva costura... cosas que han necesitado de mi tiempo y que no me ha importado invertirlo en ellas.

Desde el primer momento que un saco o una tela llega a mis manos comienza todo un ritual del que en muchas ocasiones salen piezas de las que me cuesta trabajo (emocional) separarme de ellas. No se si esto le ocurrira a todo el que trabaje con sus manos, pero es casi inexplicable ( y espero que no se entienda esto como una exageración) el orgullo que te hace sentir algunos de los trabajos realizados.

Y para orgullo orgullo el que viene después... el de saber que de un modo u otro estas colaborando a dar un pasito mas en la mejora de este tan gratificante trabajo que es el del costalero, orgullo de ver piezas que han salido de tus manos y que agarran firmemente las maderas de de grandes pasos y son fieles herramientas de trabajo de grandes costaleros.

Lo de elaborar un costal es todo un arte y con esto no digo que yo sea una artista, pero es que consta de una serie de rituales que al menos hace que para mí sea algo con lo que disfrutar y de lo que no quiero dejar de interesarme y trabajar en muchisimo tiempo.