Mi gente....la de abajo

Sin lugar a elección, el recuerdo del primer ensayo que hizo la cuadrilla del paso de palio de mi hermandad no es de los mas dulces y agradables que tengo en la retina de mi costaleril memoria.

Sabía el paso que iba a dar, y era consciente de que me podía encontrar un "no", pero también podía encontrar un "si"; y por esto fue por lo que lo intente.

Como digo, mi recuerdo de ese primer ensayo no es nada agradable, pero no viene a que entrar en mas detalles en estos momentos. Era febrero del año 99 y el que mas y el que menos aún se podría decir que estabamos cambiando dientes de leche.

Dos años por el barrio y y siete mas bajando a la fervorosa estación de penitencia al ficcus de paseo; el año que viene, si la suerte y las circustancias acompañan, muchos de aquellos con los que compartí ese primer ensayo viviremos nuestro particular décimo aniversario compartiendo trabajadera (algún otros que se nos fue también los cumplirá con nosotros). MI CUADRILLA no es la mejor, eso lo se, pero si de algo me siento orgullosa de ella en primer lugar es de su gente, de mi gente, de la de abajo; y por supuesto del empeño en estos años en intentar mejorar, en dejarnos aconsejar y en no perder la motivación de que cada año vaya a mejor.

Los años no pasan en balde; Gracias a Dios no lo hacen. Mi memoria casi no alcanza a tener recuerdos en los que no aparezca alguno de esas grandes personas que un día se cruzaron en mi camino y desde entonces emprendimos camino a un mismo destino. Algunos de aquellos han pasado a ser consejeros, personas sin las que ahora no podría imaginar muchas de las cosas que marcan mi día a día.

Puedo decir, con la boca bien grande, que en aquellos que un día me permitieron entrar a la cuadrilla de Mª Stma de los Ángeles y con los que, si Dios lo permite, en el Domingo de Ramos de este gradioso 2008 que esta por llegar compliremos diez años de vivencias del costal, he encontrado una familia muy especial.

Yo he madurado teniendolos muy cerca, espero seguir madurando y en un futuro envejecer sin que la distancia que nos separe sea mas alla de la de una llamada telefónica y un cafelito en el Vipais.