Los Angeles me protegen



No lo debería recordar porque es algo lejano en el tiempo pero cada sensación de aquella mañana gris de noviembre se reproducen con toda nitidez en mi. Era la primera vez que un ángel desplegaba sus alas frente a mi, mis inocentes ojos vieron como sus espumosas e inocentes alas comenzaban un elegante baile y así hacían para dejarme aquí y celestialemente marcharse.

Hay cosas que con cierta edad no somos capaces de comprender, pero que el paso del tiempo nos va marcando a fuego en la piel y quizá de esa brusca forma nos hace entender.

Cerca de la que comparan con el paso en el que me bauticé fue donde vi por segunda vez como una preciosa imagen celestial desplegaba sus alas ante mi. Toda la noche esperandote no fue suficiente, te pedí cientos de veces que retrasaras un poco ese precioso cotejo del despliegue de tus alas; pero la otra llamada fue mas fuerte y luminosa que la mía; y fue otra mañana gris, esta vez de septiembre, cuando otro ángel se sumó a mi lista de protectores.

Lo que en su momento piensas estable, fuerte y firme compruebas que en realidad también es capaz de desvanecerse en el tiempo; y el tiempo que da y quita razones poco a poco, y por desgracia, me las va dando.

...

Era una veraniega noche de ensayo; a los que nos gusta llegamos a los ensayos con ganas, animados, es cita ineludible para ver a quien a veces no tienes oportunidad, de pasar un rato distendido y a gusto, de hacer algo que rompa con la monotonia de la semana...y al fin y al cabo de disfrutar de esto que nos gusta a los locos del costal. Era noche de visita, de esas que cristianamente hacemos cada año a la de san pio pero ni me dejate llegar, tu visita fue mas rapida y repentina. Tú, ya era celestial, pero aún asi quisiste que tu sueño se ralizara en una magica noche de verano. Contigo todo fue distinto, lo que era llanto se convirtio en alegria, lo que se tornaba amargo se volvió dulce como la miel. Esa noche tu visita llegó contra todo pronostico y como las cosas especiales perduras en el tiempo. Te has convertido en memoria viva de una cuadrilla, de sus vivencias y de sus recuerdos. Eres levantá cada julio en el zapillo.

El tiempo da y quita razones, aunque a veces nos deja en un limbo de dudas...

Contigo hasta me llegue a cabrear, no puedo creer que me hayas hecho esto. No sabia lo que se nos venía encima y cada día cuando pienso en ti una parte de mi aún tiene ganas de cabrearse contigo.

Siempre he sido muy espontánea y aventurera, y hace un par de años me lancé al idilico viaje del encuentro con Santiago. Casi fue de la noche a la mañana como lo decidí y casi de la noche a la mañana fue como casi sin decir nada empezaste tu silencioso y penumbroso camino hasta alcanzar tus alas.

Poco a poco tu silencioso e inospito camino se fue convirtiendo en visible para los demás. Estabas convencida y tu terquedad, esa que tantas cosas te había ayudado a conseguir, ahora no servía nada mas que para que ninguno de nosotros fueramos capaces de hacerte capaz de opinión.

En un último momento algo hubo que te hizo dudar, y ahí estuviste, dudando, rodeada de los tuyos y sin cesar de escuchar como te pediamos que esperaras, que aún no era tu momento.

Son las cinco de la mañana, el medio sueño y la vigia me acompañaban como cada noche desde que empezaste a dudar: - "nena, ya" y con la ida de tu último suspiro llegó tu blanco alamen para que te marcharas.

No esperaba esto de ti!!! con la de lecciones de fuerza y tenacidad que me has inculcado a lo largo de los años y tu un día decidiste dejar de andar para comenzar a volar.

A mis ángeles los tengo aquí conmigo, no pido ni recrimino nada, solo necesito que el viento del sur me haga notar vuestra caricia para recordar que esas alas que optasteis tomar no os sirvieron para volar lejos, sino para alzar el vuelo y desde ahi tener una mejor perspectiva de todos nosotros.


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