Miedo a.......

Hay muchas cosas, muchos sentimientos a los que les tengo miedo, miedo a vivirlos o a sentirlos.

Mi primer miedo es el dolor; seguido de la desilusión. Al primero le tengo respecto porque no está en nuestra mano el sentirlo o no, el dolor físico es incontrolable, el del alma también. A la segunda, a la desilusión, la temo y respeto en el mas amplio sentido de la palabra, me asusta que se apodere de mi.

Pero, ¿por qué nos desilusionamos? ¿por qué me desilusiono? Hago mia y la manifiesto como cierta una frase que he escuchado en alguna que otra ocasión "las decepciones y/o desilusiones vienen por espectativas que nosotros mismos nos creamos sin que nadie nos diga que nos las hagamos o las situaciones no muestren viabilidad para hacerlo" Pero supongo que este dicho, como pasa con casi todo, no será apto para la generalización... hay cosas, actos, respuestas que uno se ve obligado a esperar. ¿no es lógico esperar el apoyo incondicional de la familia? ¿no es de ley esperar el "estar ahi" de palabra y obra de los verdaderos amigos? ¿no se debe a la razón el sentir el bastón de apoyo y la continua afectividad de la persona con la que compartes vida? Cuando uno se desilusiona al no recibir alguna de estas respuestas ¿también es por crearse espectativas sin razon?

Estoy pasando unos días en los que estoy luchando para que la faena que lidio con mi desilusión acabe con la sangre del animal en el albero y no conmigo camino de la enfermería herida de muerte. Esta resultando una faena dificil de lidiar, y es que a veces noto que mi cuadrilla me deja sola en el redondel sin sentir mi retaguardía protegida en el caso de necesitar un quite, noto que las inclemencias climatológicas se alian para ponerse en mi total e inflexible contra, y que incluso el presidente no esta muy por la labor de conceder apendice ninguno.

Quizá estos días sean solo una mala tarde de toros, pero desde luego es la tarde mas larga que estoy viviendo en mucho tiempo.

1 anexos a este capítulo:

José Ramón Suárez Ortiz dijo...

Tela de largo; aconsejable leer por fascículos...

Preguntas... ¿No es lógico esperar el apoyo incondicional de la familia? ¿no es de ley esperar el "estar ahi" de palabra y obra de los verdaderos amigos? ¿no se debe a la razón el sentir el bastón de apoyo y la continua afectividad de la persona con la que compartes vida? Cuando uno se desilusiona al no recibir alguna de estas respuestas ¿también es por crearse espectativas sin razon?

Y yo respondo con otra pregunta... ¿quién determina ese "apoyo incondicional" que se debe esperar de la familia? ¿Tú? ¿Quién determina hasta dónde debe llegar ese "estar ahi de palabra y obra de los verdaderos amigos"? ¿Tú? ¿Quién dice si el apoyo que "la persona con la que compartes vida" es mucho o poco? ¿Tú?

Mientras el rasero lo uses tú, las decepciones van a estar ahí y 10 te parecerá poco y cuando al final recibas esos 10, querrás 15 y siempre sentirás que no se te apoya como crees que se te debe apoyar.

Esta noche me siento un paisano de esos que cuentan historias sencillas cargadas de ideas y te voy a contar una...

La vida es, además de como una caja de bombones, como decían en esa película de uno que no paraba de correr, como la relación de un campesino y el terreno que cultiva; el primero espera que la tierra le de una buena cosecha, que las semillas que él plante, germinen y pueda recoger sus frutos. Y cuando eso ocurre, el campesino está tan contento que comienza a hacer planes para incrementar la cosecha el año que viene pero... ¿y si no ocurre? ¿Y si la tierra le da menos frutos de los esperados o, directamente no da nada? El campesino entonces se enfada y maldice la tierra, se siente apenado y abandonado ¿qué ha hecho él para merecer eso?

En cambio, ahí ha estado la tierra, dando siempre sin esperar nada, dando sin recibir, dando sin pedir... Año tras año, mientras ha podido, mientras el tiempo ha ayudado, ha ido dando cosecha tras cosecha lo mejor de sí, repito, sin pedir o esperar nada a cambio...

Y ese agricultor enfadado, decepcionado porque la tierra un día le negó los frutos que él creía merecer, abandonó el lugar pasando años sin que nadie se preocupase de regar aquellos terrenos hasta que pasado un tiempo, un nuevo agricultor se fijó en ellos y los volvió a regar, a arar, a cuidar...

La tierra entonces, volvió a dar sus frutos.

Post Scriptum Lo malo de esta historia es que cuando se la cuento a la gente, pocos son los que deciden ponerse en la piel de la tierra; prefieren dar y recibir que dar sin esperar nada a cambio... Y tan respetable es una postura como la otra; sólo que unos se pueden llevar decepciones mientras que los otros no. Tú eliges...