Con dos palmos de narices...
Así me quedé ayer sobre las 18.25 cuando uno de los areneros de la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Sevilla le dio la vuelta al ruedo por el callejón anunciando que por unanimidad de los espadas "suspendida"
Ya pensé que tanta suerte no podía pertenecerme a mi.
Hace una semana, cuando cogimos el coche para salir con destino a Córdoba mi amigo Kiski me propuso que le acompañara este pasado sábado a ver una corrida en Sevilla aprovechando mi estancia allí el día del evento. El cartel apuntaba maneras: el Cid, Manzanares y el Juli.
Mi suerte cambió. para bien, cuando de camino a tierras sevillanas recibí un sms de kiski "al final manzanares no torea y lo sustituye morante"
¡No me lo podía creer! La suerte de los principiantes, la de los mismos tontos... la primera vez que iba a la Maestranza y el cartel había mejorado sustancialmente, al menos para mi, iba a ver a morante toreando en Sevilla.
Así quedó todo hasta la mañana del sábado, donde el esperpéntico sonido de la fuerte lluvia sobre el latón del aire acondicionado (de los tiempos de Franco, por lo que se ve) me despertó haciendome ver la cruda realidad de la fatídica lluvia en una jornada de tauromaquia. Se llevó lloviendo hasta casi 45 minutos antes de la hora a la que estaba previsto que comenzara el paseillo.
Llegamos a la plaza; asiento número 12 de la séptima fila de la grada 4; buen sitio, aunque cualquiera lo debe ser en esa monumento al toreo. Al poco de estar en nuestros asientos vemos salir a los matadores con sus cuadrillas, y no precisamente para hacer el paseillo. Empezaron a observar y estudiar minuciosamente el piso; mis ganas me hacían creer que no estaba tan mal y que con un poco mas de tiempo para que los areneros ejercieran su labor el albero estaría practicable; por lo que se ve mis ganas coincidían con el entendimiento de los hombres que compartían grada conmigo.
Entonces fue cuando sucedió lo que contaba al principio, uno de los areneros, pizarra en mano, daba la vuelta al ruedo por el callejón en la que tuvo que ser una faena poco agradable para el muchacho.
Así iba quedando la plaza a su paso.
La plaza quedaba así, y a mi cara se le iban sumando palmos de narices y cada vez mas de tonta se me iba poniendo.
Ya sabía yo que tanta buena suerte no podía ser de mi propiedad.
Así me quedé ayer sobre las 18.25 cuando uno de los areneros de la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Sevilla le dio la vuelta al ruedo por el callejón anunciando que por unanimidad de los espadas "suspendida"
Ya pensé que tanta suerte no podía pertenecerme a mi.
Hace una semana, cuando cogimos el coche para salir con destino a Córdoba mi amigo Kiski me propuso que le acompañara este pasado sábado a ver una corrida en Sevilla aprovechando mi estancia allí el día del evento. El cartel apuntaba maneras: el Cid, Manzanares y el Juli.
Mi suerte cambió. para bien, cuando de camino a tierras sevillanas recibí un sms de kiski "al final manzanares no torea y lo sustituye morante"
¡No me lo podía creer! La suerte de los principiantes, la de los mismos tontos... la primera vez que iba a la Maestranza y el cartel había mejorado sustancialmente, al menos para mi, iba a ver a morante toreando en Sevilla.
Así quedó todo hasta la mañana del sábado, donde el esperpéntico sonido de la fuerte lluvia sobre el latón del aire acondicionado (de los tiempos de Franco, por lo que se ve) me despertó haciendome ver la cruda realidad de la fatídica lluvia en una jornada de tauromaquia. Se llevó lloviendo hasta casi 45 minutos antes de la hora a la que estaba previsto que comenzara el paseillo.
Llegamos a la plaza; asiento número 12 de la séptima fila de la grada 4; buen sitio, aunque cualquiera lo debe ser en esa monumento al toreo. Al poco de estar en nuestros asientos vemos salir a los matadores con sus cuadrillas, y no precisamente para hacer el paseillo. Empezaron a observar y estudiar minuciosamente el piso; mis ganas me hacían creer que no estaba tan mal y que con un poco mas de tiempo para que los areneros ejercieran su labor el albero estaría practicable; por lo que se ve mis ganas coincidían con el entendimiento de los hombres que compartían grada conmigo.
Entonces fue cuando sucedió lo que contaba al principio, uno de los areneros, pizarra en mano, daba la vuelta al ruedo por el callejón en la que tuvo que ser una faena poco agradable para el muchacho.
Así iba quedando la plaza a su paso.
La plaza quedaba así, y a mi cara se le iban sumando palmos de narices y cada vez mas de tonta se me iba poniendo.
Ya sabía yo que tanta buena suerte no podía ser de mi propiedad.
2 anexos a este capítulo:
Mas se perdió en la guerra. No te preocupes porque seguro que volveras a tener otra oportunidad de ver una corrida de toros en la Maestranza, quedate con lo bueno vivido ese dia. Por culpa de la lluvia tu no pudiste disfrutar en la Maestranza y por culpa de la lluvia yo no pude disfrutar bajo el palio de los Negritos. Un besico.
P.D.: Nunca llueve a gusto de todos
FORITO.
me acordé de ti un montón la tarde del sábado! Mala suerte, la verdad que si, pero bueno, así tienes excusa (otra más, jeje) para volver de nuevo, no?
Besos. Angie.
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