Hoy voy a hablar de sueño ¡si! pero no de la falta del mismo como he hecho en otras ocasiones, sino de todo lo contrario, de la placidez y el estado de felicidad que en ocasiones nos provoca.
Después de dos noches en las que dormir ha sido un autentico agrado (sin contar que el despertar ha sido aun mejor) anoche me dispuse a ir a la cama con el baremo del cansancio casi rozando el agotamiento y al llegar a mi cama la cogí como un niño coge un caramelo en la puerta de un colegio; el sueño, en cuanto a descansar fue muy fructífero y en lo concerniente al hecho de soñar fue maravilloso tanto que al despertar me llevó unos segundos el ser capaz de descendir si lo que había pasado unos segundos antes era real o solo producto de mi subconsciente. El sueño no había sido nada, nada especial, una simple continuación de la realidad de mis dos noches anteriores.
Al despertar y pasar los minutos necesarios para toparme con la verdadera realidad la decepción llego a mi, pero conforme se vino, se fue...¡bueno! mas bien la eche yo. El sueño había sido tan bonito y tan cercano a algo tan real que no permití que nada (ni siquiera la propia realidad) me lo echara a perder.
La noche es el momento del día mas imprevisible, lo mismo te embarga de una profunda angustia que te produce las sensaciones mas plácidas de bienestar y encantamiento.
Esta mía ha sido, espero, la primera de una larga lista de mágicas noches.
Hasta ahorita, ahora mismo nos vemos
Después de dos noches en las que dormir ha sido un autentico agrado (sin contar que el despertar ha sido aun mejor) anoche me dispuse a ir a la cama con el baremo del cansancio casi rozando el agotamiento y al llegar a mi cama la cogí como un niño coge un caramelo en la puerta de un colegio; el sueño, en cuanto a descansar fue muy fructífero y en lo concerniente al hecho de soñar fue maravilloso tanto que al despertar me llevó unos segundos el ser capaz de descendir si lo que había pasado unos segundos antes era real o solo producto de mi subconsciente. El sueño no había sido nada, nada especial, una simple continuación de la realidad de mis dos noches anteriores.
Al despertar y pasar los minutos necesarios para toparme con la verdadera realidad la decepción llego a mi, pero conforme se vino, se fue...¡bueno! mas bien la eche yo. El sueño había sido tan bonito y tan cercano a algo tan real que no permití que nada (ni siquiera la propia realidad) me lo echara a perder.
La noche es el momento del día mas imprevisible, lo mismo te embarga de una profunda angustia que te produce las sensaciones mas plácidas de bienestar y encantamiento.
Esta mía ha sido, espero, la primera de una larga lista de mágicas noches.
Hasta ahorita, ahora mismo nos vemos
2 anexos a este capítulo:
uyuyuyuy... ya me contarás algo d esas dos fastánticas noche, no, gashona? jajaja...
Besos. Angie.
digoooo....lo tuyo son los extremos...o no duermes...o lo haces y ademas..tan ricamente. Un besote enorme...aun sigue en pie el desayuno???
Publicar un comentario