El final.... sin pasar por lo acontecido

Así acabó todo lo importante de este Rocío 2011, mi primer Rocío.



Faltó que honraras con tu paso a todos los que te esperabamos junto al Simpecado; pero este año, el de nuestro aniversario, quisiste poner una nota de distinción y en lugar de venir a vernos nos invitaste a tu casa; nos abrieron pasillo de honores y ante tus plantas te ofrecimos nuestos pesares y agradecimiento; porque este año, simplemente tenía que ser diferente.

Cada día que pasa me hace pensar con mas certeza que este es uno de los años mas importantes y mas buenos de mi vida, y se, y cada día estoy convencida con mas fuerza que nuestra conversación en Noviembre fue la gran culpable de todo esto. 

Dicen que cada Rocío es diferente y que el primero es especial. Yo no se cómo serán los que vengan, los aceptaré tal y como me los mandes... porque así dispondrás que habrán de ser; pero se y nunca olvidaré como ha sido mi primer Rocío.

Ya te empeñaste Tú de que por fín y después de muchísimos años de anhelos llegara mi momento, y cuando llegué a la misa de romeros casi no me podía creer que este año no veía partir a la hermanad de Almería, la que ya también es mi hermandad, este año me iría. Me iría y regresaría como siempre había deseado; y tanto gozo había en mí, que mi cuerpo era incapaz de mostrar todo el cúmulo de sentimientos encontrados en mis adentros y resumía todo eso en una amplia y sincera sonrisa de entusiasmo y alegría.

Me llevé mucho de Almería conmigo, pequeños lazos para pequeños hombrecitos que algún día serán conscientes de esa partida de carretas y seguro se estremeceran y emocionaran con la salida de Nuestro Simpecado, medallas (bendito tintineo) medallas de amigas ateas que esperaban con particular fe que les trajera un poquito de "eso" que yo iba a vivir, medallas de niños que han pasado a ser grandes hombres y que son parte de mi misma, amigos que me han visto crecer y me han respetado, aconsejado y cuidado precisamente por ser quien soy; a todos ellos me los llevé conmigo y los tuve en mi pensamiento y en mis oraciones y casi sin saberlo (o lo mismo sabiendolo de todas todas) vivieron todos y cada uno de los momentos de mi camino y mi  Rocío.

Y a partir de ahí eché a caminar, y en el largo camino que me llevó hasta tus plantas hubo tiempo y momento para todo. Hubieran risas, y lágrimas, bailes y rezos, convivencia y desencuentros, reencuentros y descubrimientos. Porque hay tiempo para todo, y porque todo es tan Grande que todo cabe.

Hay momentos que no podé olvidar Nunca, porque toda mi vida he estado esperando a que llegaran o porque sin estar esperandolos llegaron y fueron enteros para mí. Caminar al lado del Simpecado, ¡¡¡cuantas confidencias por los caminos!!!, mi bautizo en el quema con esas benditas palabras de mis padrinos que dificilmente se borraran de mi memoria, la llegada a la Aldea, mi primera visita para verte, la llegada  a mi casa (siendo la niña mimada de todos los que me esperaban), el paso de la Carreta del Simpecado por la puerta de mi casa, esas sevillanas delante de Él (con ese pequeño renacuajo, que sin ser consciente fue testigo y compañero inmejorable de ese gran momento), cuando enmendaste tu camino para que te viera de frente, ese grandísimo y bendito regalo que me hicieron de tenerte tan cerca, tan tan cerca.... tantas y tantas cosas que enumerarlas sería estar escribiendo eternamente.

Y tantas otras cosas que son parte de mi menoria mas íntima, de esos pequeños detalles que han de quedar solo para mi.

2 anexos a este capítulo:

Anónimo dijo...

Espero que el dueño de ese lazo algún día nos acompañe a ver a la Blanca Paloma. La últamez que la vi fue contigo a ver si la próxima es con los dos.

María la Magdalena dijo...

Cuando vaya en Noviembre se lo pediré que volvamos las dos juntas, esta vez acompañadas de ese pequeño gran solete.

Y que volvamos otras tantas veces mas.

Un besazo